Durante la última década, los coches eléctricos se han visto sometidos a un juicio tecnológico constante sobre sus prestaciones. ¿No tienen todavía suficiente autonomía? ¿Son caros? ¿Son peligrosos? Las soluciones eléctricas actuales despejan ya las dudas, relegando a puros mitos sus antiguas desventajas.
Aunque sí es cierto que muchas de las losas que pesaban sobre los modelos eléctricos hace tan solo diez años eran reales, a día de hoy la industria las ha aligerado en un tiempo récord. La mejora tecnológica del coche eléctrico ha experimentado, más que una evolución, una revolución. Y es que no tantos supieron pronosticar el actual panorama.
De hecho, los fabricantes que se «arriesgaron» a apostar por diversificar su hoja de ruta con motorizaciones híbridas enchufables o eléctricas son ahora los que están en disposición de ofrecer las soluciones eléctricas más creíbles.
Hyundai destaca en este apartado. En 2017, fue el único fabricante en sacar al mercado tres versiones eléctricas concentradas en un mismo modelo: el Hyundai IONIQ. Nacía un coche con versión híbrida (HEV), híbrida enchufable (PHEV) y 100 % eléctrica (EV).
Una jugada tildada de arriesgada por algunos analistas en su día. Llegados a 2020, se ha demostrado pionera, al comprobar como casi todos los fabricantes están imitando esta estrategia de ofrecer varias motorizaciones en un mismo coche y/o electrificar toda sus gama. Así, los mitos sobre el coche eléctrico se desploman al ritmo silencioso de sus propulsores. Veamos qué queda de ellos.
1) El coche eléctrico es un concepto futuro
El coche eléctrico ha pasado de ser una concepción futura a convertirse en nuestro presente. Para comprobarlo, solo hay que mirar la evolución del mercado en la última década. Según datos recopilado por la Agencia Internacional de la Energía (IEA), en 2010 solo circulaban por el mundo 17.000 coches eléctricos enchufables.
En 2019, la cifra se ha incrementado por encima de los 7,2 millones. Antes, se rebatían las grandes cifras de crecimiento de los eléctricos argumentando que respondían solo al impulso de mercados como el noruego, holandés o californiano. Esta tesis ya no es válida.
Ya existen más de 9 países en el mundo con más de 100.000 coches enchufables transitando por sus carreteras; y en más de 20 los eléctricos han rebasado la simbólica y relevante barrera del 1 % de cuota de mercado.
Por zonas del globo, China lidera. El 47% de los eléctricos enchufables del mundo circulan por sus carreteras. Al gigante chino, le siguen en implantación de la movilidad Europa (en nuestro continente se matricularon 1,75 millones de unidades eléctricas hasta 2019) y Estados Unidos. El crecimiento del parque eléctrico de este último país se constata en la siguiente gráfica elaborada por el Argonne National Laboratory:
2) Tiene poca autonomía
La autonomía limitada del coche eléctrico ha dejado de suponer un impedimento para su implantación. Detrás del aumento en las ventas que hemos relatado, se esconde una mejora mayúscula en la tecnología de baterías que ha procurado modelos con recorridos eléctricos que se adaptan a las necesidades de cada vez más parte de la población.
Durante la mayor parte de la anterior década era imposible adquirir, más allá del segmento lujo, un modelo 100 % eléctrico con más de 100 kilómetros de autonomía en condiciones reales. El escenario ha cambiado.
La actual generación ha implementado la densidad y capacidad energética de los packs de baterías. Es decir, se han logrado químicas que atesoran mayor energía eléctrica bajo las mismas dimensiones.
Pero es que, además, los packs de baterías han crecido y se han integrado de forma inteligente en la genética de los vehículos. Todo ello sin asistir a una disparatada escalada de precios.
Una cuestión de kWh
La primera generación de utilitarios eléctricos (a principios de la anterior década) apenas podían albergar baterías de 20 kWh. En la actualidad, un SUV como el Hyundai Kona Eléctrico ofrece, no una, sino dos opciones de batería, de 64 kWh y 39,2 kWh. Estos números se traducen en una autonomía de 484 y 305 kilómetros, respectivamente.
Como colofón, la forma de homologar la autonomía cambió en el verano de 2018, pasando del ciclo NEDC al más estricto WLTP. El último introdujo criterios que se acercan más a las condiciones de conducción real. Esto significa que la mejora histórica en la autonomía ha sido aún mayor que la se podría entender en una primera comparación.
La IEA estima que, en 2030, la media de capacidad energética en el mercado de 100 % eléctricos alcance los 80 kWh. Al ritmo de innovación que sigue la industria, este dato se podría trasladar a eléctricos puros con una horquilla de autonomía mínima de entre 400 y 500 kilómetros.
La misma agencia destaca que, en cuestión de implantación de la movilidad eléctrica, la autonomía ha dejado de suponer un problema porque, además, existen cada vez más soluciones híbridas enchufables.
3) Los coches eléctricos son caros
Ya no lo son tanto. Las mencionadas baterías era la pieza que más encarece las motorizaciones eléctricas. La mejora de la química y la aplicación de economías de escala a través de plataforma modulares han permitido a los fabricantes abaratar costes.
A día de hoy se fabrican coches eléctricos con el doble de autonomía y mucho más baratos que hace cinco años. Aunque un modelo enchufable tiene un precio aún más elevado que uno convencional, en no pocas ocasiones puede llegar a ser más rentable, es decir, más barato.
Para entender esto que parece una paradoja, habría que analizar el coste total de propiedad durante la vida útil del vehículo. Supone realizar una estimación de lo que nos va a costar el vehículo desde el momento de la compra hasta que nos despidamos del mismo. Para ello, hay que tener en cuenta no solo el precio inicial, sino también:
- Lo que se gastará en combustible. Esta, como la siguiente partida, resultan cruciales. A la hora de realizar una comparación precisa dependerá, por supuesto, de la diferencia entre el precio de la energía eléctrica y del carburante y la del consumo de los modelos que se contrasten. En todas las comparaciones, a mayor kilometraje anual, más provechoso resultará adquirir un modelo eléctrico. Por tanto, una cuestión vital que plantearse es cuántos kilómetros anuales ha de recorrer un modelo eléctrico para superar en coste de combustible a un térmico.
- Mantenimiento y reparaciones.
- Impuestos.
- Ayudas a la compra (a nivel nacional está en vigor el Plan MOVES II, que bonifica la compra con entre 1.900 y 5.500 euros, en función de la autonomía eléctrica.
- Otros gastos, como estacionamiento o peajes.
Menos en la cuestión del precio inicial, está demostrado que el eléctrico bate en todo lo demás a un modelo térmico equivalente.
4) No tengo dónde recargarlo
Es cierto que la infraestructura de recarga, sobre todo en el ámbito público, es otro de los talones de Aquiles de la movilidad eléctrica. Sin embargo, es una asignatura que en España evoluciona favorablemente. El portal especializado Electromaps contabiliza a fecha de hoy más de 6.000 estaciones de recarga públicas.
A través de las mismas, encontramos 4.689 tomas schuko de recarga muy lenta; 8.846 conectores mennekes tipo 2 (dependiendo de la instalación, posibilitan diferentes velocidades con potencias que van de los 3,7 a los 44 kW); y más de 2.000 de recarga rápida, repartidas entre los estándares CCS, CHAdeMO, etc. Pero es que el actual Gobierno se ha comprometido a realizar una inversión mayúscula para elevar la red de recarga pública hasta los 100.000 puntos en 2023.
Y si hablamos de la recarga doméstica, nunca había sido tan accesible y económico la instalación de un punto de recarga en un domicilio particular. Fabricantes como Hyundai ofrecen ayudas para cubrir la instalación en el domicilio. Además, en función de la región, existen diferentes tipos de subvenciones que eliminan o alivian este gasto.
5) Los coches eléctricos contaminan más
Una cantinela común de los detractores de la movilidad eléctrica apunta a que el coche eléctrico acumula más emisiones que uno convencional en términos «del pozo a la rueda».
Los coches eléctricos enchufables son más ecológicos de base porque por allí donde circulan son capaces de no generar emisiones (de ahí el apelativo de cero emisiones). Esto ya de por sí es beneficioso para las ciudades, donde en realidad se concentran los problemas de contaminación derivada del transporte.
En cualquier caso, a la hora de considerar la variable del pozo a la rueda, un coche eléctrico no tiende a contaminar más que un térmico. En lo que a la movilidad eléctrica se refiere, uno de los factores determinantes es el mix energético de cada región. Es decir, del modo en que se obtiene la energía eléctrica y de las emisiones de esta producción.
En España no es ningún problema. Según REE, de los 247.002 GWh de electricidad generados en la península en 2019, el 39 % ha sido producido a partir de tecnologías renovables. Este mínimo de generación resulta suficiente para, por lo menos, descartar que los eléctricos contaminen más «del pozo a la rueda».
6) Son más peligrosos
Los peligros ocultos de los modelos eléctricos no existen, ni se les espera. Esto no ha sido impedimento para la extensión de mitos diversos. Por ejemplo, un estudio realizado por Hyundai en Reino Unido reveló que alrededor de un quinto de los conductores británicos teme que, durante una tormenta, un coche eléctrico atraiga más las descargas eléctricas.
El peligro de electrocutarse con un modelo eléctrico no es mayor que el de arder con un coche térmico. Resultan prejuicios que aparecen cuando emergen nuevas y desconocidas tecnologías.
La década pasada también proliferó la falsa creencia de que las baterías de los coches eléctricos se incendian con más facilidad. Los coches eléctricos suelen presentar las mismas garantías de seguridad (o más) que cualquier otro vehículo. De cerciorarse se encargan organismos oficiales como Euro NCAP.
De hecho, los fabricantes aderezan los coches eléctricos con las últimas tecnologías ADAS de asistencia, lo que aumentan su seguridad. Por ejemplo, en el Hyundai KONA eléctrico, encontramos, entre otros sistemas, el control inteligente de crucero, sistema de asistencia a la frenada de emergencia o alerta de aproximación de tráfico trasero.
Todo parece indicar que los mitos asociados al coche eléctrico irán desapareciendo durante esta década, a medida que las matriculaciones sigan su ritmo exponencial de crecimiento. Según un estudio de Bloomberg, en 2030 aglutinarán un tercio del mercado mundial. Ha comenzado la década de oro de la movilidad eléctrica.