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El presente de la movilidad comienza a tomar un cariz de ciencia ficción plenamente plausible. Ya no hablamos solo de la electrificación total y la adaptación (o extinción) del motor de combustión. La inteligencia artificial o la esmartización amenazan con revolucionar la idea que tenemos del coche.

Sobre la mesa hay una serie de propuestas que la automoción ha comenzado a abrazar. La revolución del coche eléctrico se ha convertido en algo más. Desde algunos mercados, como el surcoreano, llega condimentada por las innovaciones que hasta no hace tanto eran una pura quimera.

La aeromovilidad, el coche autónomo, la robótica aplicada al transporte o la transición hacia el hidrógeno verde se asientan como los pilares que conformarán nuevos modelos de negocio y formas de desplazarse. ¿Qué nos deparará cada uno de esos ámbitos?

¿Tiene la combustión los días contados?

¿Matará la electrificación y el resto de avances el motor de combustión? Nos atrevemos a afirmar que, de momento, no. Al menos, tal y como entendemos semejante expresión en términos absolutos.

El motor de combustión persistirá unas décadas. Los escenarios que muestran los diversos estudios suelen coincidir en ello. Por ejemplo, este informe polaco les otorga todavía una posición equivalente al 30% del parque automovilístico.

Eso sí, en ciertas regiones del globo, como en Europa, la presión para que los coches de combustión desaparezcan del mercado es innegable. Varios países como FranciaReino Unido o España han avanzado ya planes para que, de aquí a dos décadas, solo se matriculen vehículos 100% eléctricos.

Este informe del International Council for Green Transportation muestra en detalle de las diferentes hojas de ruta, desde Noruega, que planea defenestrar los modelos nuevos de combustión en 2025; a España, donde haríamos lo propio en 2040.

Ahora bien, esta cuestión que gobierna la movilidad hacia una electrificación completa es más compleja de lo que ya de por sí parece. Y es que dentro del panorama del transporte se barajan un conjunto de pequeñas grandes revoluciones que afectarán sin remedio a los coches tal y como los conocemos.

El negocio de la automoción se dirige hacia nuevas formas de eficiencia con la sostenibilidad por bandera. En esa línea, entre los principales agentes de la industria resuena cada día más esa realidad que tanto se ha repetido en los últimos años: los coches se pasan el día durmiendo. En concreto, las investigaciones muestran que están aparcados el 95% del tiempo.

Inversiones históricas en movilidad inteligente

En cierto modo, la batalla de la industria se encamina a cambiar un foco que reposaba sobre el coche en sí, y no tanto sobre las personas y sus desplazamientos. Compañías como Hyundai, en un breve lapso de tiempo, han adaptado su hoja de ruta en esa dirección.

La prueba inequívoca de ello pasa por «seguir al dinero«, y no tanto a los coches. Así el gigante tecnológico coreano va a invertir:

  • 10.000 millones de dólares, solo en Estados Unidos, para el desarrollo del coche autónomo, la electrificación total y la robótica en el transporte.
  • Dentro de ese mercado, la compañía coreana había desembolsado 1.100 millones de dólares en la adquisición de Boston Dynamics. En 2022 ha anunciado un nuevo impulso de 400 millones de dólares en esta división de inteligencia artificial y robótica.
  • Su mercado matriz nacional, el del Corea del Sur, no se queda corto. La cifra se eleva hasta los 16.500 millones de dólares dedicados al vehículo eléctrico.
  • Si en lugar de discriminar por fronteras, lo hacemos por ámbitos tecnológicos, descubrimos que, en lo que a desarrollo de software para automoción se refiere, dedicarán 12.800 millones hasta 2030.

Estos son tan solo algunos ejemplos de cómo las inversiones en automoción nos encaminan hacia otras formas revolucionarias de movilidad, en busca de otra dimensión de sostenibilidad y bienestar urbano. Estas son algunas de las innovaciones que más destacan hasta la fecha.

El coche eléctrico como impulsor crucial

El vehículo eléctrico ha sido, en buena medida, el detonante de esta situación en la industria de la automoción. Si hace apenas una década no faltaban agoreros que no daban credibilidad alguna a las motorizaciones eléctricas, hoy dominan la oferta de los fabricantes.

Los avances en tecnología de baterías protagonizan la revolución eléctrica, con autonomías cuyas homologaciones superan los 500 kilómetros. Tal es el caso de IONIQ 5, cuyo apellido adelanta una nueva generación de coches eléctricos.

La perspectiva de los propulsores eléctricos va más allá del vehículo en sí. Suponen una oportunidad única en relación a la transición energética y la concepción de redes inteligentes o smart grids (vehicle to grid, V2G).

Los beneficios de esta tecnología cuentan con múltiples ramificaciones: tanto para las compañías suministradoras de energía, para ciudades inteligentes y para los propios conductores.

La capacidad energética de las baterías de los vehículos seguirá incrementándose y cada vez cobra más sentido la utilización de los acumuladores integrados en los hogares. De este modo, se implementará la racionalización de la energía en la red o podremos optar por un tipo de carga más selectiva y sostenible, en especial, si se cuenta con una instalación fotovoltaica.

En ese aspecto, Hyundai está sembrando la semilla tecnológica que propiciará estos avances integrando en sus vehículos el hardware preciso que permita la comunicación e intercambio bidirideccional de energía entre el coche eléctrico y los hogares.

Coches eléctricos, pero también alimentados por hidrógeno

El coche con pila de combustible de hidrógeno y, en general, todas sus soluciones asociadas, reposa con paciencia para encontrar la madurez. Esta será otra de las innovaciones que llegará antes de lo que muchos piensan.

Los fabricantes que apuestan por esta tecnología están logrando superar sus principales obstáculos. Por ejemplo, en los últimos años se ha reducido de forma considerable el coste en la fabricación de estos modelos. Así, Hyundai espera que el precio de acceso al coche de hidrógeno se iguale al de los eléctricos en 2030.

En ciertas zonas del mundo, como en Japón o en Europa, existe ya un gran interés por incorporar al elemento más abundante en el universo y sus beneficios al panorama energético.

En nuestro continente, la Comisión Europea está aunando esfuerzos y socios para dar con una red europea de casi 23.000 kilómetros que suministre hidrógeno limpio para adelantarse a los objetivos de descarbonización.

En la antesala del despegue del coche autónomo

Muchos ven la conducción autónoma como un hito alejado en el tiempo. No obstante, llevamos años observando innovaciones punteras para alcanzar el último de los niveles del coche autónomo, así como modelos piloto que alcanzan ya muchos kilómetros de prueba.

Es cierto que esta tecnología se está cociendo a fuego lento. Lo que supondrá para la movilidad no merece otra cosa. Ahora bien, cada vez existen más ejemplos de éxitos en la aplicación de proyectos pilotos con el coche autónomo.

Uno de ellos es el robotaxi de Hyundai. Este iniciará sus servicios sin conductor en ciudades de todo el mundo a partir de 2023. El modelo, que comparte genética con IONIQ 5, se situará en el nivel 4 de conducción autónoma.

Una movilidad robotizada

Los beneficios de la inteligencia artificial también están recalando en la movilidad. El cerebro en el que se basará la conducción autónoma encuentra otras manifestaciones y aplicaciones corpóreas.

Los beneficios para el día a día de las ciudades son infinitos: desde el desarrollo de nuevas unidades de movilidad personal o de logística; pasando a aplicaciones a la cadena de producción; innovaciones robótica en la recarga del coche eléctrico e, incluso, desarrollo de híbridos a medio camino entre un vehículo y un robot.

Esta es la esencia principal del vehículo Elevate de Hyundai. Un prototipo capaz de elevar sus ruedas y caminar en las peores situaciones. Igualmente, la compañía coreana se ha metido de lleno en el negocio robótico y promete un futuro de integración constante de soluciones para la movilidad. Estas mejorarán, sin duda, el transporte.

Dentro de esta línea, encontramos los frutos robóticos de la nueva plataforma del fabricante Plug and Drive (PnD). Permite la concepción de unidades inteligentes y escalables, como la denominada como MobED (Mobile Eccentric Droid). De este modo, se invierte la tendencia de ciudades sometidas a la tecnología que ofrece la automoción. Estamos cerca de que sea la automoción la que se pliegue al servicio del ser humano.

La aeromovilidad, en el horizonte

Al final de este camino tecnológico se columbra otro hito mayúsculo, también muy presente en la ciencia ficción: la conquista de los cielos. Si aplicamos las recetas anteriores a este ámbito, existen una gran cantidad de soluciones que nos hacen imaginar un cielo transitado por drones eVTOL urbanos.

En esta dirección y, nunca mejor dicho, Sky is the limit. La aeromovilidad se encuentra repleta de desafíos que no parecen contar con una solución inmediata. Aun así, la industria de la movilidad se dirige de forma inequívoca hacia los cielos. Los trabajos de algunas compañías interesadas en el sector, como Frost & Sullivan, apuntan a que en 2040 habrá unos 2,5 millones de aerotaxis repartidos por más de 30 ciudades.

Los beneficios en cuanto a sostenibilidad y reducción de tiempos en el transporte resultan casi incalculables. Algunas compañías ya se han puesto manos a la obra para resolver los principales impedimentos, como la puesta a punto de una red de hubs que hagan las veces de intercambiadores aéreos.

Hyundai, que cuenta con una división aérea propia, nos sorprendió este año con el primer aeropuerto específico para eVTOL, un proyecto cuya puesta a punto culmina en Reino Unido.

La concepción de los eVTOL comparte con el coche eléctrico su propulsión 100% eléctrica. Un sueño casi utópico no hace tanto, pero que ha extendido un efecto magnético de innovación a todos los sectores mencionados. Ante esta perspectiva, es complicado avanzar cómo serán los coches dentro de dos décadas y qué papel desempeñarán. Lo que es seguro es que evolucionarán en pos de una movilidad cualitativamente mejor.